domingo, 12 de julio de 2015

Recursos Tecnológicos (UDI)
Práctico teórico n° 4
Docente: Lic. Mariana Robles
Fecha de entrega: 12 de Agosto de 2015

Modalidad: trabajo grupal (excepcionalmente pueden trabajar de manera individual) 
Firma de libreta: 26 de Agosto, entre las 8 y las 10 de la mañana en el aula 15

El práctico consiste en un cuestionario basado en una entrevista a Christian Ferrer un crítico y estudioso de las nuevas tecnologías.

1)      ¿Qué entiende usted por “matriz técnica del mundo”?
2)      ¿Te parece importante que el arte piense y exponga aspectos relacionados con la tecnología? ¿Cuáles son tus razones?
3)      Según Ferrer cuál es la relación de las personas con la tecnología en nuestra época. ¿Cuáles son los conflictos que se generan? 
4)      ¿Qué forma de relaciones humanas serían las interconexiones según Christian Ferrer? 
5)      ¿En qué sentido puede vincularse la crítica a la comunicación mediática de Ferrer con los nuevos medios audiovisuales? ¿la preocupación por la técnica de Ferrer puede hacerse extensiva al “arte digital”?
6)      Hay una pregunta que resulta de importancia para Ferrer ¿Qué ocultan, qué sostienen los aparatos? ¿Usted qué contestaría es esa pregunta?

7)      ¿Qué opinión le generó la entrevista al sociólogo Christian Ferrer?


Entrevista al sociólogo Christian Ferrer
Desde hace años, el ensayista y sociólogo Christian Ferrer viene investigando la relación entre técnica y sociedad. En los ensayos de El entramado. El apuntalamiento técnico del mundo, su nuevo libro, vuelve a la carga sobre los dobleces de la “matriz técnica” en la que vivimos inmersos. / Por Ana Wajszczuk. Foto Vanina Escales
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“En nuestros días, las redes informáticas se han ajustado a las ciudades como el nailon a la piel.” Internet apenas empezaba a convivir con la cotidianeidad, y Christian Ferrer ya hacía tiempo que escribía, como en esta cita de su ensayo Mal de ojo (1997), sobre las avanzadas desplegadas por la “matriz técnica” del mundo contemporáneo donde vivimos, con una mirada que tiene el rigor del abordaje histórico pero también la capacidad de la poética de iluminar zonas oscuras. Quince años y varios libros después –entre ellos otros ensayos indispensables sobre filosofía de la técnica como Cabezas de tormenta (2004) oLa suerte de los animales (2009) pero también compilaciones sobre pensamiento libertario y biografías como la del escritor Raúl Barón Biza–, con la reciente aparición de El entramado. El apuntalamiento técnico del mundo, una nueva colección de sus ensayos publicado por Ediciones Godot, Ferrer vuelve a hacer del pensamiento sobre la técnica un viaje revelador hacia el corazón de nuestra época. Ensayista y sociólogo, definido muchas veces como anarquista –un tema sobre el cual sabe como pocos–, rara avis entre los profesores de la Universidad de Buenos Aires (donde sus alumnos de la cátedra deInformática y Sociedad son legión), es también parte del grupo editor de la revistaArtefacto. Pensamientos sobre la técnica. Entrar en sus ensayos –por donde se pasea la voluntad de “decir verdades implacables” de Schopenhauer y la crítica técnica de Lewis Mumford, tanto Heidegger como los ecos de Guy Debord– es entrar en la zona áurea de nuestra modernidad técnica, donde “toda última tecnología se propaga junto a una buena nueva”, y poder vislumbrar mas allá de la ilusión inevitable que sus juguetes nos provocan.

ENTREVISTA> ¿Cómo surgieron estos ensayos y la posibilidad de compilarlos?
Christian Ferrer: Son diferentes artículos, algunos inéditos, con aproximaciones a cuestiones sobre la técnica, un tema sobre el cual me debo un libro más general. Conciernen a un momento de la historia humana en el cual las personas viven en un mundo maquillado técnicamente, en una burbuja inmunizadora. Fuera de esa burbuja puede haber un mundo o no, eso carece de sentido para quien vive dentro, porque fuera de ese mundo protegido técnicamente no se podría sobrevivir.
¿A eso te referís cuando decís que la “matriz técnica” donde vivimos produce una inmunización?
Sí. La matriz técnica produce vulnerabilidad, esto es, inmunización, pues sin las comodidades, los entretenimientos, la farmacología, los espectáculos, en fin, las excitaciones programadas, nadie podría sostener su personalidad ni su cuerpo. No es solamente síntoma de progreso, o de mejoría en la calidad de vida, o promesa de resolución de antiguos problemas de la humanidad. El progreso técnico no solo coloca al ser humano en una posición dependiente de esos procesos sino, además, lo vuelve vulnerable a cualquier forma de vida que no esté organizada en función de ellos. En otras palabras, los hombres de las cavernas sufrían mucho menos que nosotros.
Podría pensarse en una lectura a vuelo de pájaro que sos un ludita o estás en contra del “progreso”…
No, al revés, a mí no me incomodan las máquinas, son necesarias, son en muchos casos sorprendentes. Y en otros traen aparejadas confortabilidades que hacen la vida más sencilla. Pero soy consciente de que alguien paga el costo, y no es el usuario. Así como quien degustaba una taza de café en el siglo XVIII y era un perfecto iluminista muy racional, carecía, sin embargo de conciencia de que los costos los pagaban los esclavos haitianos que producían el azúcar; de la misma manera quien usa un teléfono celular o una tableta hoy en día no quiere tener conciencia de que los minerales estratégicos necesarios para fabricar esos aparatos se consiguen al precio del trabajo semi-esclavo en el Congo, en medio de una guerra civil con bandas armadas que hacen trabajar a la población a la fuerza. El no saber cuál es el costo del progreso es una precondición para usar las máquinas.

“Las interconexiones de la actualidad suponen un pacto mutuo: yo hago como que estoy vivo y quiero que vos me lo confirmes. Entre otros usos, Facebook sirve para eso.”

¿Y bajo qué otras condiciones generales ves que se vive dentro de esta burbuja técnica?
Me parece que nunca como hasta ahora hemos estado más quietos gracias a la tecnología. Todos experimentamos sensaciones de movilidad permanente porque estamos interconectados “al mundo” o haciendo conexión entre puntos de partida y de llegada, ida y vuelta. Pero estamos quietos en nuestros trabajos, en nuestros hogares. Lo que antes se llamaba el “tiempo de ocio”, el tiempo que nos “libera” el proceso laboral, hoy ha sido secuestrado por las interconexiones de la red informática. Pero no sé si la “conexión”, por sí misma, es algo valioso. Recuerdo que, en mi infancia, en todos los barrios existían los radioaficionados. Tipos que se pasaban todo el día tratando de hacer conexión con algún otro que vivía lejísimo. Su gran logro era poder decir “me conecté con uno de Australia”. ¿Y todo para qué? Para hacer “conexión”, no había otro motivo. Las interconexiones de la actualidad suponen un pacto mutuo: yo hago como que estoy vivo y quiero que vos me lo confirmes. Entre otros usos, Facebook sirve para eso.
Todo esto bombardeado, como decís, por el “terrorismo de la publicidad”: somos ilimitados, estamos conectados todo el tiempo, todos juntos, en todos lados….
¿Y por qué razón habría que estar conectado todo el tiempo? Quizás porque las desdichas de la vida son muy intensas e ineludibles. Las frustraciones derivadas de la vida laboral, de las fricciones familiares, de la monotonía matrimonial, la soledad, el tedio… esos viejos y persistentes problemas de la Modernidad, no han sido resueltos. Ese malestar equivale a la carcoma. Por lo tanto, todo proceso técnico que prometa no solo potenciar el cuerpo sino además resolver problemas de soledad tiene que resultar agradable a los “usuarios”. Hay cientos de millones de personas en el mundo conectados a las redes y sus vidas se pierden en ajetreos olvidables. Hay que trabajar duramente, hay que luchar por conseguir algún tipo de honor, no se dispone de más aventuras que las que proponen la industria del turismo o la del espectáculo, así que la interconexión concede una ilusión de participación, de colaboración. Tener mil amigos, participar de corrientes de opinión, enviar maldiciones a todo tipo de blogs, ser uno más de los cientos de miles de lectores de publicaciones on-line, y así. Pero el número no dice nada. Tal parece que lo importante hoy es emitir “opinión”, que es un género dominante en las redes sociales. Estamos obligados a ser emisores de “información”, todo el tiempo.
Pero sin embargo algunas posibilidades que se ven en las redes sociales podrían estar en consonancia con ideales libertarios: su protagonismo en las rebeliones de Oriente Medio, Global Noise… Hay una idea de que ahora que existen estas posibilidades tecnológicas la gente común tiene un cierto poder.
En verdad, si lo que molesta es el “sistema” tal cual lo conocemos, derrumbarlo es una cosa muy fácil. Basta con dejar de pagar impuestos, o bien sacar todo el dinero de los bancos, o dejar de consumir. Pero nadie, ningún “indignado”, ningún protestón, quiere hacer eso. Además, es necesario estudiar con detenimiento las situaciones históricas en las cuales la tecnología pareciera funcionar como ariete de emancipación. Un “indignado” español, o argentino, un talibán que se comunica con sus cofrades, un salafista en Egipto, un guerrillero checheno… el hecho de que todos usen Twitter, correo electrónico y abran una cuenta de Facebook no los unifica. Me parece que aquellos que anudan todas estas experiencias políticas en un solo matete no saben ni de política ni de historia. En otras palabras, superponen la mística de la tecnología a los acontecimientos, que es una forma de desconocerlos. No desmerezco ni minimizo las posibilidades libertarias que este tipo de tecnologías traen aparejadas, pero no determinan el desarrollo de una situación política. Esa “mística” es una tradición moderna, y eso ha sucedido ya con el telégrafo, el cable submarino y la televisión, de las cuales se esperó que promovieran no solo la interconexión de poblaciones, sino también su “mejoramiento” moral y político.

“A menor fortalecimiento espiritual, mayor necesidad de blindaje técnico”.

Con respecto al cuerpo, un tema recurrente en los ensayos es la pornografía, que ligás a las revoluciones culturales de los años 60. ¿Cuál es el vínculo?
La pornografía es la industria de mayor crecimiento exponencial en Internet. Eso no es un dato menor. Su mensaje, entre tantos otros, pero uno muy poderoso, es el de felicidad compartida. Allí no hay conflicto, no hay tristeza, incluso si aparece el marido cornudo se integra a la felicidad general. Propone ilusoriamente, al menos para la platea masculina, un uso del cuerpo que equivale a la felicidad. Con respecto a las demandas de los años 60, su móvil era desembarazarse de las restricciones a que eran sometidos los afectos y la sexualidad. Se pretendía proclamar una especie de “derecho natural al placer”. En esos años se estableció una plataforma giratoria a la cual todavía estamos subidos, pero como efecto invertido de esas demandas, se desplegó un discurso paradojalmente “juvenilista”. Se intensifica un mandato social que propone experimentar el presente de la forma más placentera posible, pero eso también supone exhibir antes los demás una vida emocional y sexual satisfactoria, y entonces hay que dar pruebas continuas de deseabilidad. Como es difícil cumplir con ese requisito, la angustia, los problemas de “autoestima”, se acrecientan, y para compensar a los desfavorecidos en la lucha por ocupar posiciones en el “mercado del deseo”, todo tipo de industrias modeladoras del cuerpo y la imagen personal hacen su agosto.
Es un momento histórico donde decís que el sexo es “salud y obligación”.
Aparentemente, nunca como ahora, por lo menos en la época moderna, ha habido tantas posibilidades de mantener relaciones afectivas entre personas con tanta libertad. Y sin embargo las personas no se sienten a gusto con sus propios cuerpos, no parecen confiar en sus posibilidades emocionales, no parecen entregarse jubilosamente. Basta con pensar en la importancia hoy en día de la cirugía estética, las dietas, el gimnasio, el consumo de todo tipo de medicamentos destinados a estabilizar los estados de ánimo, el asesoramiento sexológico, como si fuera preciso aplicar, desde un exterior, inyecciones de vida, o potenciadores del cuerpo, una suerte de blindaje de tipo técnico, para que la persona pueda sostener su cuerpo frente a los demás. Se pretende capturar la mirada de los otros para poder afirmar “estoy vivo”. Es el mundo de la frustración permanente.
En ese sentido, la “confortación” espiritual se transformó en el “confort” tecnológico.
Como la formación espiritual es precaria, cuando las personas se hallan a sí mismas en contextos dolorosos o frustrantes, se derrumban. Y entonces requieren de ayuda técnica, sea la farmacología, la cirugía estética, la constante oferta de espectáculos, o la conexión al ciberespacio. A menor fortalecimiento espiritual, mayor necesidad de blindaje técnico.

“La matriz técnica produce vulnerabilidad, esto es, inmunización, pues sin las comodidades, los entretenimientos, la farmacología, los espectáculos, en fin, las excitaciones programadas, nadie podría sostener su personalidad ni su cuerpo.”

En tus ensayos no te preguntás cómo influyen las tecnologías sino en qué historicidad se van inscribiendo y se van haciendo imprescindibles. ¿Cómo historizás la aparición de este momento de aceleración supertecnológica?
Para que existiera la televisión, o el cine, no bastó con la invención del aparato técnico, se necesitaban enormes transformaciones de la subjetividad que son muy previas. Por ejemplo, la construcción de la ciudad moderna como una metrópolis inabarcable por la experiencia, la proliferación de ilustraciones en las revistas, el uso de todo tipo de artefactos ópticos. Se necesitó además, acostumbrar a las personas a que el mundo no se les presentara de forma inmediata sino mediatizada. Y también se necesitó disponer de una fe perceptual en que lo que aparece en televisión es mas verdadero que lo que antes se mostraba de otra manera. Lo mismo pasa con Internet: no es posible conectarse si primero no se hubiera elevado la categoría de información a estatuto de saber. Más importante quizás, la categoría conceptual de “representación”, tanto en política como en el arte y el consumo de espectáculos, se volvió el modo de comprender nuestra relación con “la verdad”.
Y eso no es nuevo…
No, para nada, es un proceso que proviene del siglo XIX, la unificación del mundo mediante procesos comerciales y tecnológicos. El ideal de Internet, en última instancia, es el modelo “Benetton” de la década de 1990, una sociedad global donde todos los habitantes del mundo se entienden entre sí. Pero primero tiene que haber un cierto grado de aplanamiento antropológico para facilitar la interconexión, algo que también concernió a la unificación de pesos y medidas en el siglo XIX, sin la cual la expansión del capitalismo hubiera sido muy lenta.
¿Y cómo nace Internet, como decís, como una “voluntad de poder en sí misma”?
Es un fenómeno de masas, pero asimismo es un vehículo acelerador del capitalismo y del control sobre la población. Un gran movilizador de las finanzas, puesto que se amplía la esfera del consumo. Voluntad de poder significa que es voluntad de voluntad, que se potencia a sí misma. El cristianismo, cuando se expandió por el mundo, a través de la evangelización y la conquista, era una voluntad de poder en movimiento. La televisión en su momento también lo fue. Son fenómenos en los cuales se expanden e intensifican el control, el afán de lucro y la extroversión de las psicopatologías de masa. Es necesaria una mirada menos ingenua sobre las máquinas y los procesos técnicos, una mirada no ajena a la curiosidad pero también escéptica y alerta. ¿Qué ocultan, qué sostienen los aparatos? Esa es la pregunta que me parece importante.




TRABAJO PARA EL SEGUNDO CUATRIMESTRE DE 2015

Video Arte Latinoamericano

Marta Minujín (Argentina)
Carlos Trilnick (Argentina)
Gastón Duprat y Mariano Cohn (Argentina)
Andrés Denegri (Argentina)
Charly Nijenshon (Argentina)
David Lamelas (Argentina)
Mariano Sardón (Argentina)  
Victoria Sayago (Argentina)
Federico Falco (Argentina)
Iván Marino (Argentina)
Milagros Mumenthaler (Argentina)
Andrés Denegri (Argentina)
Gabriela Golder (Argentina)
Joaquín Sánchez (Bolivia)
Narda Alvarado (Bolivia)
Sol Mateo (Bolivia)
Rodrigo Bellot (Bolivia)
Lucas Bambozzi (Brasil)
Rafael Franca (Brasil)
Grupo Feitomaos (Brasil)
Regina Silveiro (Brasil)
Julio Plaza (Brasil)
Carmela Gross (Brasil)
Donato Ferrari (Brasil)
Gabril Borba (Brasil)
Marcelo Nitsche (Brasil)
Gastao de Magalhaes (Brasil)
Geraldpo Anhaia Mello (Brasil)
Hélio Oiticica (Brasil)
Katia Lund (Brasil)
Eder Santos (Brasil)
Pascal Meccariello (República Dominicana)
Marta Mabel Pérez (Puerto Rico)
Javier Cambre (Puerto Rico)
Regina Galindo (Guatemala)
Sandra Monterroso (Guatemala)
Francisco Munguía (Costa Rica)
Edgar León (Costa Rica)
Ramsés Giovanni (Panamá)
Brooke Alfaro (Panamá)
Enrique Castro (Panamá)
Juan Downey (Chile)
Claudia Aravena (Chile)
Carolina Saquel (Chile)
Edgar Endress  (Chile)
Enrique Álvarez y Edel Bordón (Cuba)
Orlando Gallosa (Cuba)
Ángel Alonso (Cuba)                              
Glenda León (Cuba)
Hugo Idrovo (Ecuador)
Santiago Reyes (Ecuador)
Diego David Cifuentes (Ecuador)
Pola Weiss (México)
Ulises Carrión (México)
Ximena Cuevas (México)
Fran Ilich (México)
Héctor Pacheco (México)
María José Cuevas (México)
Valentina Serrati (Paraguay)
Juanchi Franco (Paraguay)
Fredi Casco (Paraguay)
Álvaro Zavala (Perú)
Elena Damián (Perú)
Antonio González Paucar (Perú)
Carlos Runcié-Tanaka (Perú)
Diego Lama (Perú)              
Omar Flores (Perú)
Héctor Solari (Uruguay)
Enrique Aguerre (Uruguay)
Fernando Álvarez Cozzi (Uruguay)
Martín Sastre (Uruguay)
Carlos Castillo (Venezuela)
Nela Ochoa (Venezuela)
Sammy Cucher (Venezuela)
Leonor Arráiz (Venezuela)
Óscar Molinari (Venezuela)
Nan Gozález (Venezuela)
Ernesto Salmerón (Nicaragua)
Los Artistas de la gente (Honduras)


Aproximación al vídeo Latinoamericano
1-      Diferencias y semejanzas con el vídeo-arte europeo
2-      Particularidades estéticas y conceptuales del vídeo arte Latinoamericano
3-      Artista que más le llamo la atención de los que logró ver
4-      ¿le parece el vídeo arte una toma de posición frente a la situación política del contexto donde surge?
5-      ¿la tecnología, los recursos utilizados, le parecen significativos la trama conceptual del vídeo?


TRABAJOS PARA HACER DURANTE EL SEGUNDO CUATRIMESTRE DE 2015

Referentes del video arte

A) Artistas
Grupo 1) Wolf Vostel
Grupo 1) Nam Jum Paik
Grupo 3) Bill Viola
Grupo 4) Gary Hill
Grupo 5) Tony Ousler

B) Preguntas acerca de las obras
1) ¿De qué se trata la obra?
2) ¿Encuentra diferencia entre sus etapas?
 3) ¿Qué definición de video arte le sugiere ese artista en particular?
4) ¿Qué imaginaba usted por video-arte antes de ver estas obras?
5) ¿Qué diferencias encuentra entre un video-arte y una obra tradicional?

6) ¿Qué obras del artista seleccionado le impacto más y porqué?

jueves, 14 de mayo de 2015

texto propuesto para trabajo de infografía 6

Figura Humana de Georges Bataille
Figura Humana


Sin duda, a falta de indicios suficientes debemos citar una sola época donde la forma humana se reveló en su conjunto como un escarnio decadente de todo lo grande y violento que el hombre pudo concebir. De donde hoy resulta, en un sentido completamente distinto, una carcajada tan necia como tajante, y la simple visión (mediante la fotografía) de aquellos que nos han precedido inmediatamente en la ocupación de esa zona no es menos horrible. Surgidos de las tristes habitaciones (lo decimos como si fuera el seno materno) donde todo había sido dispuesto por esos vanidosos fantasmas, sin exceptuar el olor al polvo viejo, lo más claro de nuestro tiempo se dedicó, al parecer, a borrar hasta la más mínima huella de esa vergonzosa ascendencia. Pero así como en otros lugares las almas de los muertos persiguen a los que están aislados en el campo, tomando el aspecto miserable de un cadáver semidescompuesto (en las islas caníbales de Polinesia buscan a los vivos para devorarlos), aquí, cuando un desdichado joven se entrega a la soledad moral, las imágenes de quienes se le anticiparon en el más agotador absurdo surgen con motivo de cada exaltación insólita, unen su senil suciedad a las más encantadoras visiones, hacen que los puros escapados del cielo sirvan en unas cómicas misas negras (donde Satán sería el agente de policía de una comedia musical y los aullidos de los poseídos, unos pasos de baile).
En esa escaramuza espectral, deprimente como pocas, cada sentimiento, cada deseo es interrogado con una apariencia un tanto engañosa y no se trata de examinar una simplificación. El hecho mismo de estar obsesionado por apariciones tan escasamente feroces da a los terrores y a los arrebatos un valor irrisorio. Por ese motivo las diferentes personas que buscaron una salida siempre han transpuesto más o menos sus dificultades. En efecto, una decisión en ese terreno no puede convenir a quienes tienen el sentimiento de determinadas integridades, y piensan obstinadamente en un orden de cosas que no sería completamente solidario con todo lo que ya tuvo lugar, incluyendo los absurdos más vulgares.
Si por el contrario admitimos que nuestra agitación más extrema estaba dada, por ejemplo, en el estado de ánimo humano representado por cierta boda provinciana fotografiada hace veinticinco años, nos situamos fuera de las reglas establecidas, lo que implica una verdadera negación de la existencia de la naturaleza humana. La creencia en la existencia de esa naturaleza supone en efecto la permanencia de ciertas cualidades eminentes y, en general, de una manera de ser respecto de la cual el grupo representado en esa fotografía resulta monstruoso aunque sin demencia. Si se tratase de una degradación en cierto modo patológica, es decir, un accidente que sería posible y necesario reducir, el principio humano quedaría resguardado. Pero si, de acuerdo con nuestro enunciado, observamos a ese grupo como el principio mismo de nuestra actividad mental más civilizada y más violenta, e incluso a la pareja matrimonial -entre otras- de una manera simbólica, como el padre y la madre de una conmoción salvaje y apocalíptica, se engendraría una serie de monstruos incompatibles que reemplazaría la supuesta continuidad de nuestra naturaleza.
Resulta inútil además exagerar el alcance de esa extraña carencia de la realidad; ya que no es más inesperada que otra, sin que la atribución de un carácter real al entorno haya sido nunca sino uno de los signos de esa vulgar voracidad intelectual a la cual debemos a la vez el tomismo y la ciencia actual. Conviene restringir el sentido de esa negación, que expresa en particular dos ausencias de relación: la desproporción, la ausencia de medida común entre diversas entidades humanas, que de alguna manera es uno de los aspectos de la desproporción general entre el hombre y la naturaleza. Esta última desproporción, al menos en alguna medida, ya ha recibido una expresión abstracta. Está claro que una presencia tan irreductible como la del yo no encuentra su sitio en un universo inteligible y, recíprocamente, ese universo exterior no tiene sitio dentro de un yo salvo por medio de metáforas. Pero le atribuimos mayor importancia a una expresión concreta de esa ausencia de relación: si examinamos en efecto a un personaje escogido al azar entre los fantasmas aquí presentes, su aparición en el curso de las series no discontinuas expresadas por la noción científica de universo, o incluso más sencillamente en un punto cualquiera del espacio y del tiempo infinito del sentido común, sigue siendo completamente chocante para la mente, tan chocante como la aparición del yo dentro del todo metafísico, o más bien, para regresar al orden concreto, como la de una mosca en la nariz de un orador.
Nunca se insistirá lo suficiente sobre las formas concretas de estas desproporciones. Resulta demasiado fácil reducir la antinomia abstracta del yo y del no-yo, pues la dialéctica hegeliana se imaginó expresamente para realizar esos artilugios. Es hora de constatar que las más escandalosas revoluciones se han encontrado recientemente a merced de proposiciones tan superficiales como la que define la ausencia de relación como otra relación1. Esta paradoja tomada de Hegel tenía por objeto hacer ingresar la naturaleza dentro del orden racional, considerando cada aparición contradictoria como lógicamente deducible, de modo que a fin de cuentas la razón ya no podría concebir nada chocante. Las desproporciones no serían más que la expresión del ser lógico que, en su devenir, procede por contradicción. Al respecto, es preciso reconocerle a la ciencia contemporánea el mérito de considerar que en definitiva el estado original del mundo (y con ello todos los estados sucesivos que son su consecuencia) son esencialmente improbables. Pero la noción de improbabilidad se opone de manera irreductible a la de contradicción lógica. Es imposible reducir la aparición de la mosca en la nariz del orador a la supuesta contradicción lógica del yo y el todo metafísico (para Hegel esa aparición fortuita debía simplemente remitirse a las "imperfecciones de la naturaleza"). Pero si le concedemos un valor general al carácter improbable del universo científico, se hace posible realizar una operación contraria a la de Hegel y reducir la aparición del yo a la de la mosca.
Y aun cuando reconozcamos el carácter arbitrario de esta última operación, que podría juzgarse como un simple escarnio lógico de la operación inversa, lo cierto es que la expresión dada al yo humano hacia finales del último siglo se revela extrañamente adecuada a la concepción enunciada. Sin duda, aparece subjetivamente —para nosotros— esta significación alucinante, aunque parecería suficiente admitir una simple diferencia de claridad entre la interpretación contemporánea y la nuestra. Es verdad que de manera oscura los seres humanos que vivían en esa época a la europea adquirieron un aspecto tan excesivamente improbable (es evidente que la transformación del aspecto físico no tiene nada que ver con decisiones conscientes). Esa transformación no deja de tener el sentido que hoy discernimos claramente. Y por supuesto, aquí sólo se trata del carácter específico de ese aspecto humano anticuado. Actualmente también sería posible darle una significación idéntica a algunas personas existentes, pero se trataría de hechos más o menos comunes a todas las épocas: la paradoja senil y la contradictoria exageración involuntaria tuvieron libre curso solamente hasta los primeros años del siglo XIX y nadie ignora que desde entonces se sucedieron los esfuerzos más obstinados para que el blanco y la blanca recobraran finalmente una figura humana. Los corsés de cintura de avispa dispersos en los desvanes de provincia son actualmente presa de las moscas y las polillas, terreno de caza para las arañas. En cuanto a las pequeñas almohadillas que durante mucho tiempo sirvieran para darles cierto énfasis a las formas más gruesas detrás de las piernas, ya sólo obsesionan los horribles cerebros de viejos reblandecidos que —mientras agonizan día a día bajo extraños bombines grises- sueñan obstinadamente con apretar un torso blando dentro del juego pertinaz de las ballenas y los lazos... Y probablemente haya un canto de gallo ahogado, aunque embriagador, en la frase en que el globo terráqueo se nos muestra debajo de los talones de una deslumbrante estrella norteamericana en traje de baño.
¿Por qué produciría efectivamente el pudor una tan brusca fascinación? ¿Por qué ocultar que las raras esperanzas embriagadoras que subsisten están inscritas en los cuerpos rápidos de algunas muchachas norteamericanas? Si algo de todo aquello que ha desaparecido aún tan recientemente podía arrancar sollozos, ya no es la belleza de una gran cantante, sino solamente una alucinante y sórdida perversidad. Para nosotros tantos extraños personajes, monstruosos sólo a medias, aparecen todavía animados por los movimientos más ingenuos, agitados como un carillón de caja de música por otros tantos vicios inocentes, calores escabrosos, vahos líricos... De modo que no se trata en absoluto, a pesar de toda obsesión contraria, de prescindir de esa odiosa fealdad, y también algún día nos sorprenderemos corriendo absurdamente -los ojos súbitamente turbios y cargados de inconfesables lágrimas- hacia unas provincianas casas embrujadas, más viles que las moscas, más viciosas, más rancias que salones de peluquería.

1 Desde 1921, cuando Tristan Tzara reconocía que "la ausencia de sistema sigue siendo un sistema, sólo que más simpático", aunque esa concesión a objeciones insignificantes haya permanecido entonces aparentemente incomprendida, la cercana introducción del hegelianismo podía ser considerada. En efecto, es fácil dar el paso desde esa confesión al panlogismo de Hegel, puesto que está de acuerdo con el principio de la identidad de los contrarios: incluso podríamos suponer que tras admitir esa primera desidia ya no había modo alguno de evitar el panlogismo y sus graves consecuencias, es decir, la sed sórdida de todas las integridades, la hipocresía ciega y finalmente la necesidad de ser útil para algo determinado. Aunque esas vulgares inclinaciones se mezclaban con una voluntad diametralmente opuesta, desempeñando de manera particularmente feliz el papel de excitación violenta de toda dificultad admitida, ya no queda razón alguna, en adelante, para no revisar la desidia inútil expresada por Tristan Tzara. Nadie verá nunca en efecto lo que la decisión de oponerse brutalmente a todo sistema pueda tener de sistemático, a menos que se trate de un retruécano y que la palabra sistemático se haya tomado en el sentido vulgar de obstinación. Pero esto no es materia de bromas y por una vez el retruécano da pruebas, en el fondo, de una triste senilidad. No se advierte en efecto la diferencia entre la humildad -la menor humildad- ante el SISTEMA -es decir, en suma, ante la idea y el temor de Dios. Parecería además que esa lamentable frase, como es lógico, hubiese estrangulado a Tzara, que desde entonces se ha mostrado inerte en todas las circunstancias. La frase apareció como epígrafe de un libro de Louis Aragon. Anicet ou le panorama. (París, Gallimard, 1921).


Extraído de Bataille, Georges (2003): La conjuración sagrada: ensayos 1929-1939, Buenos Aires, Adriana Hidalgo.